jueves, 4 de febrero de 2010

Policial negro



En la noche cálida y húmeda del dark room en la maroma tropical de los filamentos eróticos funestos que aprietan y laceran y empujan y eyaculan contra las paredes copiosamente ya eyaculadas conocí a Sebastián.

Apoyado contra una de esas paredes viscosas y negras la chomba blanca del lagarto metida bien adentro del jean el reloj blanco ala la mirada desviada hacia la pareja calurosa del costado. Recorrí varias veces el trayecto oval y negro el río viscoso y negro las vías negras de los negros apretados y copiosos embalsamados de tanta eyaculación lo vi al menos tres veces antes de encajarme apretadamente en el espacio tibio entre él y un trío de negros melenudos.

Nos miramos brevemente lo que puede mirar uno dentro de esa brea erótica casi ciega nos miramos en los ojos y en el pecho y en la verga entonces me decidí a aplastar una mano contra su bragueta que paulatinamente adquirió la consistencia del yeso fraguado. Después del jean enyesado nos fuimos a las manos y a la pija y brevemente a la boca nos hicimos una paja rápida que duró una eternidad Sebastián tenía problemas con el público si bien se le paraba no podía eyacular delante del gordo que se había encajado entre los melenudos y nosotros agitando un firulete blandengue entre dos dedos.

Finalmente y de tanto insistir sobre sus pezones y el cuello la cosa blanca y viscosa fue a parar con sus hermanas blancas y viscosas en el bajorrelieve barroco de la pared infernal. Salimos del dark room y seguimos la música de Xuxa hasta la cabina circular llena de más negros melenudos lo besé varias veces le costaba terriblemente embocar los ojos en mis ojos hasta que casi lo obligué a mirarme a besarme con los ojos abiertos y a usar la lengua más seguido.

Mantuvimos un diálogo estúpido y previsible y aún cuando a través de su corte al ras adiviné su profesión intercambiamos datos copiosamente aburridos y eróticos al mismo tiempo:

-¿Y vos?

-Trabajo para el estado.

-¡Ah! Sos policía.

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